Carlos A. la
Rosa Lama
Uno
de los mayores logros del gobierno anterior fue la aprobación e implementación
inicial del Plan Nacional de Diversificación
Productiva (PNDP), uno de cuyos objetivos es contribuir a aumentar y
mejorar nuestras exportaciones.
Es
un hecho comprobado que en los años de la última gran crisis internacional, en
la década pasada, las exportaciones descendieron significativamente lo que se
ha repetido en el ya largo periodo de desaceleración y reinicio de crecimiento,
menor a la década anterior. O sea que hay que diversificar la producción para
diversificar productos y mercados de exportación, tanto tradicionales como no
tradicionales.
En
rigor de análisis, la disminución de las exportaciones responde a cusas externas
y causas internas, siendo estas en las que podemos influir directa e inmediatamente,
aunque con diversos resultados inmediatos en proporciones significativas por
los periodos de maduración de los proyectos correspondientes. Pero algo es
mejor que nada.
No
podemos ni siquiera imaginar que vamos a obtener resultados diferentes y
superiores si seguimos haciendo las mismas cosas que antes, sea por
desconocimiento, pereza o simplemente por falta de capacidad y decisión
innovadoras. Es un reto de acometer procesos de innovación en que participen
por igual el sector privado y el sector público, mediante programas y proyectos
de innovación económica. Financuera, social y política.
Se
necesita concertación activa y libre de prejuicios mutuos entre los agentes
públicos y privados, utilizando las nuevas técnicas, con aportes positivos de
ambos sectores, con horizonte de planeamiento de corto, mediano y largo plazo,
contando para ello con el aporte de las universidades públicas y privadas,
utilizando las oportunidades-no utilizadas- que ofrecen los tratados de libre
comercio ya suscritos por el Perú y los que se suscribirán próximamente.
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