Resulta desalentador observar que en nuestro país haya
un gran número de profesionales de diversas especialidades que han estudiado y
estudian Administración Estratégica, Planeamiento Estratégico, Prospectiva,
Modelística y otras disciplinas afines pero que. sin embrago, no hay una
extendida y sólida administración estratégica en instituciones tanto del sector
público como del privado. Hay profesionales que han estudiado y estudian,
aplican y luego que cambian de sección u ocupación o se retiran, ya no piensan
ni actúan como estrategas, sin promover ni apoyar la gestión estratégica de
personas y organizaciones.
A modo de ensayo de una explicación de este fenómeno
lamentablemente bastante extendido y negativo, es posible decir que se suele
enseñar esta disciplina como una simple enumeración de métodos, técnicas,
instrumentos y procedimientos, de tal manera que se aprende a hacer” rutina estratégica” quitándole su esencia, que es la filosofía y la
mentalidad de la estrategia y de los estrategas, respectivamente.
Se supone que basta con hacer la diferenciación de los
niveles y extensiones de los ámbitos de aplicación para que se haga la
diferencia entre estrategia y táctica: de hacer un relacionamiento secuencial
en cadena de más a menos, sin tener en cuenta el relacionamiento jerárquico de
sus elementos, con su medio ambiente y otros organismos semejantes, sean
opuestos o complementarios .
A través de los años de docencia universitaria y de
trabajo en instituciones públicas y empresas privadas, he podido observar que
hay personas que independientemente de los cargos que ocupen, tienen una
marcada carencia de autoestima que incide negativamente en su condición y conducción
de líderes responsables de sus organizaciones. Esto vale, por si acaso, para
instituciones civiles, militares, religiosas, políticas y económicas, como lo
puede observar cualquier persona premunida de conocimiento, experiencia y
capacidad de análisis.
Podemos y debemos cambiar esta situación, aprovechando
todo el potencial que significa la existencia de estas personas para el Perú y
los peruanos, para las instituciones y empresas, sean pequeñas, medianas o
grandes. Hay que aplicar administración estratégica, comenzando por las
personas desde sus primeros años. Con planes de vida, con ejercicios diarios de
liderazgo y comando, con hábitos de inversión y no de simple ahorro, con
autoestima y tendencia a ser exitosos y ayudar a otros a serlo igualmente , a
no ser complacientes y menos cómplices con los mediocres y pero aun con los
delincuentes que aprovechan la
pasividad y el conformismo de los más . Tenemos
el derecho y la obligación de pensar estratégicamente en grande en función del
bienestar de la generación presente y sobretodo de las venideras.
Carlos A. La Rosa Lama
Docente
universitario
No hay comentarios:
Publicar un comentario