Carlos A. La Rosa Lama
Frente al ideal propuesto en el título de este artículo, la
encuesta nacional urbana rural de Pulso Perú, nos indica que m´s del 50% admite
que los peruanos somos muy tolerantes frente a la “corrupción política”, llegamos
al extremo de pretender que la corrupción es parte de la cultura nacional.
Debemos rebelarnos y rechazar esta
afirmación, nefasta y dañina para las personas individual y colectivamente, que
bien puede ser inducida por quienes quieren no solo inmunidad sino también
impunidad, devastando la moral ciudadana. Para que se entienda mejor, los “dueños
del Perú, sean funcionarios públicos o millonarios empresarios, unidos en perversa
sociedad en contra del Perú y los peruanos..
Esta tolerancia, supuesta o verdaderamente real, recorre a toda la sociedad del Perú, no
distingue entre los habitantes instruidos y no instruidos, ricos y pobres,
sector público y sector privado, etc., o sea que la corrupción va escalando
posiciones cada vez más profundas y extendidas, se considera que la mayoría
(casi el 70%) de peruanos es indiferente a la corrupción, que le interesa poco que haya o no haya corrupción, con tal de “
vivir sin complicaciones” por las exigencias dizque económico- financieras y el
status social, prefiriendo vivir al margen de valores ético-morales de una
sociedad sana, porque no llegan a ser pillados cometiendo delitos establecidos
en el Código Penal. ..
Se presume que la sociedad peruana acepta que los políticos,
las autoridades sean inmorales con tal que arreglen los problemas de las demás
personas, incluso individuales, de los electores. Es una falta de capacidad de
indignarse y rebelarse. Es una mala o perversa manera de entender la democracia
en el Perú y por tanto la responsabilidad de las autoridades y los ciudadanos,
administradores y administrados. Los políticos tienen mucho que ver en esta
descomposición social que es indispensable revertirla, por ser fuente de
crisis, deterioro social y decrecimiento
económico. El enfrentamiento del Poder Ejecutivo con el Poder Legislativo se
juega en la cancha de la corrupción, estando el pueblo atento para dar la
victoria a la anticorrupción, teniendo que salir a la calle para hacer valer su
posición de franco rechazo a los delincuentes, cualquiera sea su puesto en la
administración pública o en la esfera de la empresa privada. Estamos frente a
la posibilidad de haber llegado a un punto de inflexión y lograr quebrar el
espinazo a los “señorones de cuello blanco” sacados a la luz por la honestidad
y valor de fiscales y jueces probos…. No dejemos que nos vuelvan a engañar y
sigan siendo los delincuentes no sancionados..
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